De allá, de donde moran los poetas.
Donde ensalza la luna lo sublime.
Donde acusa el sentido lo imposible;
vestida en trasparentes…
Alma inquieta.
Llegaste retocando la silueta
al más agreste y ruin de los mastines.
Y tu mano calmó lo más punible.
Y tu boca templó las bayonetas.
De blanco, revestida cual paloma,
llegaste, PAZ, a un mundo derruido
y el flanco de tus alas fue mi nido;
laureles engarzaron tu corona...
Que triste despertar hoy he tenido,
pues todo ha sido un sueño, una quimera
y todo sigue igual... Siguen las guerras,
los maltratos, el hambre y los gemidos.
Quiero dormirme, luna, en tu regazo
y envolverme otra vez de fantasía,
y soñar que en el mundo la utopía
se teje acompasando los milagros.
Quiero ser “bella durmiente” en la tierra
y me despierte un “príncipe encantado”
con su beso de PAZ como regalo
de un aura ya impoluta en mi planeta.