Mi cara es el faro que te sigue.
Mujer con falda libre, bien llevada.
Acapara toda mi atención, me mueves.
El cuello se alarga, las cejas suben,
la quijada cae y sale un silbido.
¿Por qué?. Es lo menos ante tal despilfarro de atractivo
Juegas con mis ojos y me llevas.
Tamborilean las arterias al metrónomo de tus pies.
Enclavada la mirada en lo que cubre la prenda.
Quiero saber si se ve tan bién
por dentro como desde afuera.
Música de flecos tocando las piernas.
Piernas como promesa de gran pasión,
prestas a envolver, listas para ser alas.
Alas de entrada al paraíso hecho ser.
Me haces levantar la bandera en celebración.
Febril imaginación, mi mente
oye los acordes de los pliegues,
cae hipnotizada por la aurora boreal.
Cómo me gusta ese color de piel, el vaivén tan cierto
Ven y pisa mis caminos, falda de sirena.
Abrete sésamo, voy a huir de la ciudad.
Voy a robar e invadir el cubil.
Probar fuerzas, alzarte en peso.
ahí arroparme, el sol me lastima.
Mejor camina por donde yo te vea.
Camina con soltura y de mi mano.
Después los dedos también caminarán.
A la sombra, reunidos, la temperatura sube
en la tela que se va, en la piel que se descubre,
en la mirada que se fija, en el ojo que se cierra al besar
y luego en la pareja de cuerpos que celebran,
fundidos en el gusto mutuo.
Al dia siguiente volveremos a caminar
y la falda gloriosa ondeará en la calle
llevada deliciosamente por una mujer en flor.