(Soneto endecasílabo baciato y caudato)
Nacemos todos niños inocentes;
¡la vida es la que curte nuestras pieles!
son pocos los que viven entre mieles,
son muchos los golpeados, los cayentes.
Algunos hay que tienen tan latentes
dolores en el alma cual troqueles,
recuerdos despreciables como hieles
que amargan todo el tiempo sus presentes.
Los hay que no han quebrado ni una taza,
los hay que lo han deshecho casi todo,
hay otros: los que aprietan su tenaza
y hay quienes se revuelcan en el lodo.
Mas todos fuimos niños candorosos
trocados por eventos muy ruinosos.
Mas todos fuimos blanco de furiosos
embates de esta vida que amenaza.