Hoy al despertarme, sentí una rara sensación de desconcierto
Me vi en el espejo y todos mis años reflejados en él.
Me sentí vieja, me sentí sola. Me sentí obsoleta,
No quise verme más, bajé la cara, pensé en mi vida
En los años pasados alumbrando esperanzas
En los años perdidos persiguiendo añoranzas
Me sentí vieja, la vida desgastó todos mis sueños
Y en mi mirada una escondida tristeza que logro
A veces disfrazar con gestos que simulan alegría.
Solté una carcajada por lo absurda que a veces me siento
Por las carencias y falencias, por las horas perdidas
Por los sueños que rompí por las horas que no dormí.
O por lo contradictoria que siempre ha sido mi actitud:
Cuando debo dormir deambulo por las sombrías noches
Y cuando debo estar despierta, desperdicio la vida
Tirada somnolienta en el sillón de mis perezas.
Esa es mi vida, esa es mi realidad. ¿Mujer madura?
¡No!, soy inmadura a pesar de mis cincuenta y más años
de correr persiguiendo todo tipo de locuras
de trajinar en vano muchas veces por caminos perdidos
que no me llevaron a ninguna parte
y hoy estoy viéndome de cara a cara a mi misma
de un lado yo con mis nostalgias
del otro el espejo y sus reproches.