La mañana me mueve a desleerme
gota a gota de mis ilusos y húmedos garabateos.
Me desleo con ambivalencia frustrada
y claro, con total irrelevancia de lo no dicho,
pero eso si, siempre esperando que me leas
más húerfana que afirmativa,
y menos complaciente que liviana.
Pero cuando leyéndome llego a ti,
solo puedo volver a pasar por mi corazón
cada una de mis afugiosos intentos
de colarte entre mis letras,
de recrearte como fuente de ilusiones aún por construir,
y de mis gotas secas del cansancio
de ver que nunca las bebes,
o por lo menos no como quisiera ser bebido.
Por ello me dediqué esta mañana a leerme
con los lente del anónimo
y poder encontrar la falta de ánimo
que te pretendes cuando me saboreas pero no me pasas,
cuando apenas me rozas sin esrtujarme...
Y mira que lo encontré, ese desaliño no está en mi
pero menos en tí,
solo en la gente que deseea saber qué leer
y que solo quiere seguir bebiendo sin sed.
Así que desde ahora te embeberé de mis gotas matutinas
-y trasnochadas-
solo cuando les tengas sed!!!
Si no es así, perderé mi intento y no quiero repetirme
una y mil goteras más,
que no sabes o no quieres o no puedes
reconocerme en cada una de tus letras
por que son tuyas y de nadie más
porque las preño para trascenderte
y comprendas para siempre
que cada chorro
-como éstos-
lleva nada mas que sabor a tí!