Cuán grande decepción me deja el trabajo
cuando se reciben llamadas de internet,
difíciles de localizar, y se tiene a una niña,
con las venas cortadas, cuan duro es leer,
sus últimos alientos, y sin poder rastrear;
de donde sale el grito de ayuda, muere;
ella lentamente y uno siente la impotencia,
de no poder hacer nada, ingrato trabajo,
que nos deja con el alma en vilo, muerto;
en vida por no haber podido hacer nada.
Y valdrá la pena que una dulce niña,
se quite la vida, por un engaño, apenas;
apenas saliendo del capullo, cuan triste,
queda el alma, por no haber podido,
por haber fracasado en la misión,
duele más una muerte así, que mil,
en un enfrentamiento, hoy mi espíritu,
llora lagrimas purpuras, por fallarme,
y por fallar a esa niña, hoy de luto estoy.