Suspiro profundo
a la orilla del mar,
tu mano y mi mano
unidas están,
mis ojos cerrados
mi gran pálpitar,
descubro tu cuerpo
divino al palpar.
Crujir de las olas
que vienen y van,
expresan un eco
de lúcido vals,
y entre cuerpo y cuerpo
que enlazado están,
se funden en brasas
de fuego carnal.
Es plácido, tierno, alucinador,
eléctrico, suave y conmovedor,
me olvido de todo
a mi alrededor,
y dejo en tus manos
de ser seductor,
tus tibias caricias
de dulce candor.
El climax nos llega
con loca pasión,
me besas, te beso,
sin vacilación,
un suspiro inmenso
a todo pulmón
me brota del alma
candente de amor.
Ya todo tranquilo,
sereno y vaciado,
silencio absoluto
el ambiente a quedado;
dos cuerpos tendidos
semientrelazados
del mar y sus olas
lucen extasiados.