En aquel fin de verano grisáceo y lluvioso
se me hace vaga esta soledad tan desgarrada
se me retuerce la pasión
y me juega una algarabía de dolores luminosos.
Eterna plaga de infusiones nebulosas
has que me ría de este golpe de dolor
y derrita el elixir del gateo de mi llama carcomida.
Este dolor furtivo, prolijo, desesperado, caprichoso…
se me hace un vinculo desolado, atareado y
vagamente me devuelve las cenizas
de mi hechicera errante en los sueños ocultos.
En aquel día tan caliginoso de ese fin de verano,
recuerdo las siluetas ocultas del palpar de mis manos
en ese mar de ilusiones
navegando por los surcos de un deseo perenne.
En aquel fin de verano
me fue grato sentir y morir…