He dicho,venganza tomad mi mano,
Y ella,toma mi ser.
Los negros rosales del mal,
Embellesen los islotes de mi mente.
Entonces ya poseído,
Esvirgo las manos que no conosen mal,
Para ir con ellas al mundo que no puedo cambiar.
Uia de mi la nostalgia,
Puesto que de humano,la carne y la voz.
Bebi la venganza y el odio,
Como si bebiere agua,
Estando sedientos de días duraderos.
Después de sentirme vacio,
Fruto de mi insensates,
Vuelvo al parage gris de mi soledad,
Y digo,venganza, dejad mis manos,
Pero ella se marcho con mi consiencia,
Dejándome solo con recuerdos,
Y un agudo dolor en mis palpitos.
Esos palpitos me dicen:
El perdon es de hombres,
Y la venganza de hombres estupidos.