teresa ternavasio

LA CIUDAD

LA CIUDAD

 

A los vidrios traslúcidos de una ventana.

Un cielo desteñido se asoma.

 

Lo recortan  los edificios de una ciudad mecanizada

Y la esclavizante marcha comienza.

 

Un ritmo acompasado de brazos y piernas.

 

 La conciencia busca su lugar.

 

El hastío, la zozobra, trasnochadas alegrías,

Se toman de la mano

 

¿Habrá quien piense en el intento vano

Del ave de vuelo corto, que quiere besar los altos picos

  de las cumbres?

 

¿En la impaciencia  del nonato.

Que ignora  el destino   en el mundo futuro?

 

¿En la procesión de almas que reclaman

Su orfandad en el amor?

¿El consuelo de las noches desnudas?

¿La mano estirada, desde las estrellas?

 

¿Quien llore el llanto, quién grite el grito?

¿Quien rece los versos incompletos

Del poeta  que truncó la muerte?

 

Todo sigue igual,

Nada la detiene.

 

Es la esclavizante marcha

De la ciudad.

 

Teresa Ternavasio

29/05/2011

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