Esbozo… el viento… bebido húmedamente, en las flores que marchitan el agua… amaneciendo como cobijo de polvo… degradado, quien se mece a través del alba… en una rama lejana, te ha mirado… con la vista en el piso, veo como tus yemas de latón… leen los labios… de lo que dice tu silencio…
Me conduzco, en el olvido… entre caracolas de aceite revestidas, mientras bosquejo los sueños de una voz… solo de letras.
Transparento una sonrisa… a ti… te la obsequio, colgándola en tu purpura nube… y su cielo tupido.
Van las exhalaciones… musitando un latido… a los toquidos de tu acera, desde que he sido una reprimenda… de lluvia empañada, naciendo de nuevo y cayendo después, como sutiles alaridos… a la ciega belleza de una quimera, acunando un temperamental sonido… con el que me despierto.
Ahora… soy más páginas diluidas, follajes aleteando en la madera… dejándome… a través madejas enredadas… de silencio, llenando con sed… en el albor del firmamento…
Los oídos ignoran… al clamor delirándoles, acrecentando… el tacto sobre miradas cocidas… con tus chasquidos goteando… mojando el aliento y secando los charcos, hasta terminar de tejer un suspiro sin mesura… en el lecho cansado… que me esculpe.
Ausente verso… puesto en la marea del regazo… de un soñador eterno, tiñéndose de ansias… al paso… que las pinta.
Persisto como luz… que se bate en la sombra, intercambiando razones… por ilusiones vagabundas… en mi piel de canela, sus hendiduras… tan sensibles… desde el fondo hasta su superficie, donde recojo una caricia de otoño… descolgada del tronco.
Salgo de la penumbra… y mis candelabros apagados desvisto, entrelazando la esperanza con el tinte cenizo… en óleos que saboreamos, con la sordera tan mía… desplegada… en el develo de la madrugada… ya hasta con ojeras, copeando contigo… un torbellino, agrietando el tintero… de lo que vemos y lo que aún no, en espacios en tus ojos… llenos de vacío… hermoso infinito.
Se trenzan en mi... mil soles mojados, luciendo… a cántaros el desvarío, a la par… te imagino y tergiverso… en las palmadas de la luna, en temple adormecido… remojado de cera.
Caricia… soy un mimo de grafía, en otros tiempos… aquellos… de aromas turquesas y vitrales salinos… dulces, recuerdo como… solía sostener sin derramar… incluso… estas aguas incandescentes, en la orilla de bordes blanquecinos… de parentesco, eres especial… semejada… a ninguna otra persona de la luna, lugar… de nuestras mentes (recuérdalas juntas) ante reveces y trinos… viajando simplemente con la vista.
Caminamos muy lejos… en una roca deshilada, durmiendo… a un instante longevo, que anuda tus dedos, al final… respiros fuimos, sobre nuestra mutua dejadez… adormilada… sobre clamores en calma, ambos… sonando en una pluma líquida… flotando... bajo tus versos, en el sueño de un océano… que sopla lentamente… algo que va… recorriendo un amor delicado.