I
Soledad tu eres mi compañía,
Me acompañas a todo lugar;
De repente te me alejas,
Condenándome únicamente a llorar.
II
Otra vez veo pasar el tiempo,
Lento cual puñado de sal;
Que se escapa entre mis dedos,
Como el amor que no vendrá.
III
Ciego me encuentro en este caminar,
Tropezándome con la cruda realidad;
De no poder cambiar es destino,
Que me agobia más y más.
IV
Cual si fuese un barco a la deriva,
Guiado por el viento, empujado por la mar;
Mi destino será siempre incierto,
Hasta perderme en su inmensidad.
V
Ecos de sirenas me perturban sin cesar,
Olvidando la meta proyectada;
De acercarme pronto a mi hogar.
VI
Luego de tan largo viaje comprendí,
Olvidar el orgullo acumulado;
El cual no me ha dejado amar.
VII
Finalmente una gaviota en mi anido,
Enseñándome a perseverar sin perder el destino;
Avanzar aún que no vea el camino.