Bajando de luceros y de estrellas,
la caricia de luz de tu mirada,
me parece que llega enamorada,
para cubrir de flores mis querellas.
Tu sonrisa es un faro que destella,
abriéndome en la noche una alborada;
en mis sueños, la sueño iluminada,
y sigo su fulgor tras de tu huella.
Se impregnó en tu perfume mi sendero,
cuando el rayo de sol de tu hermosura,
llegó a mi corazón como el venero,
que baja de la cumbre a la llanura;
intentando enervar con su frescura,
la infinita pasión con que te quiero…