En el muro de los lamentos
escribía aquella niña mala
cuando alguien la exhibía
si cualquiera la molestaba.
Entre llantos y sollozos
en mártir se convertía
mientras en su yo interno
demoniaca sonreía.
Exigía que con ella
nadie nunca se metiera
aunque ella disfrazada
a los otros les mintiera.
Era el llanto de esta nena
tan cruel y desgarrador
que con que solo lo pidiera
cortarían de tajo cualquier flor.
Nadie ose enfrentarse
o contradecir a la princesa
pues de este mundo eliminado
será por orden de su alteza.
Ya no vuelan libres
como antes ya las hadas
pues diciendo están ahora
que sus horas están contadas.
Esperando que el destino
de la hora que es marcada
en que igual desaparezcan
estas letras y a esta hada.
Por volar contra del viento
y hablar de lo que siente
pues si quieren silenciarla
será acaso que no miente.
Seguirán siempre diciendo
que mi voz busca revancha
si su conciencia fuera limpia
a mis letras no darían importancia.
Desde aquel trono comprado
va la reina decidiendo
quien se queda aquí escribiendo
y a quien hay que ir borrando.
Seguiré pues con mi vuelo
entonando mis canciones
hasta que la nena me señale
desde el muro de las lamentaciones.