aday63

Coincidir

Los últimos rayos del sol van muriendo lentamente
anunciando que la tarde agoniza suavemente,
sumida estoy en silencio en este cuarto vacío,
esperando el milagro de hacerte otra vez mío.
 
Mi cuerpo, extraña atalaya
expectante esta en cada momento
espera pacientemente
que tu figura aparezca
y deleite mi mirada
con ese tu andar felino.
 
De pronto, observo a lo lejos
por mi ventana abierta
tu poderosa y varonil silueta
que se acerca con pasos agigantados
a nuestro nido de amor,
tálamo inmaculado,
que ha sido testigo fiel
de la entrega apasionada
de un hombre y una mujer
eternamente enamorados.
 
En tus manos nuevamente
como cada anochecer
llevas una ramo de rosas
con gardenias y amapolas,
con las que en silencio gritas
eres tú, la vida mía.
 
Al traspasar el umbral
de nuestro hogar encantado,
corro como adolescente
a darte la bienvenida,
sabes bien que en ese instante
te regalo de mi boca
todos los besos que guarde durante el día.
 
Ambos libamos a un tiempo
de cada ósculo dado
miel, elixir de amor
que anuncia a nuestros cuerpos
que nuestros atuendos sobran
pues nos estorba la ropa
que impide que el tacto
de  nuestras pieles ardientes
se entreguen plácidamente
esas mil y un caricias
que son un prólogo fiel
de la entrega desenfrenada
de nuestros sexos candentes.
 
Esas cálidas caricias
que son preludio del éxtasis exquisito
que produce tu cuerpo
al penetrar lenta y rítmicamente
mi vientre, fuente de tus desvaríos.
 Tus sensuales movimientos
van minando mi cordura
incendian todo mi cuerpo,
pasto de las ansias tuyas
se muy bien que en un momento
tu miembro viril   y mi vientre
en perfecta concordancia estallaran a un tiempo
plenos de apasionado afecto,
ternura y completa idolatría
y así en mágico efecto
en perfecta coincidencia
uniremos cuerpo, mente y alma
en sublime armonía.