Nunca cansaste de acariciarme,
quisiera saber ¿por qué?
De tus caricias no puedo cansarme,
tampoco no se ¿por qué?
Tú como una madre para mí,
no hay sorpresa en ello.
Las maneras tiernas que te ví,
son tacto sutil y bello,
son el instinto y la consigna,
nacidas en los más profundo,
cual pensamiento que designa
romper el silencio del mundo
No hay ninguna confusión,
que la calma así pueda robarme.
La seguridad de mi ilusión
es por tu manera de saciarme.