Déjame dormir a tu lado esta noche,
Déjame nutrir, tu pecho con mi piel.
Que tu boca sea miel para mis labios
Y tus máximas, la ley de mi cantar.
¡Qué descaro de mi parte extrañarte!
¡Qué locura son las lágrimas de amor!
Tanto frio en la soledad de mi cuarto...
Tantos sueños en la ilusión de tu querer.
Seré entonces en tu vida, el rubí del desamor,
La derrota enardecida por el tono de tu voz.
Ya no aspire a mi entrega, ni a los cantos de amor.
Déjame volar, te recordaré en el sol.