Cuida, vigila el oasis fresco de la ilusión
con la esencia que fluye de una sonrisa
perfumada de utopías amarillas,
como se cuida a un amigo querido.
Sueña, sueña las auroras que quedan
con los soles que nacen por los senderos
en las pisadas enigmáticas donde vibrar…
llegarán los otoños marchitos
y, ya, la nostalgia, serena , esculpirá lirios solamente
que se mudaran a la puerta del ayer;
porque el universo tiene sus leyes,
todas ellas, discordantes con las del ser.
Ahí.
Ahí la fe…
-Cuidemos los sueños; son nuestros.
Antonia Ceada Acevedo