MI “OTRA”
Sentada a la mesa con la muerte,
Penetrando su mirada,
Te perdiste en los insondables laberintos
.
Te ahogó su misticismo
Y con impiedad, te arrancó el corazón
Con sombras más oscuras
Que la de los ojos ciegos,
Buscando al Cristo bueno,
Trepaste cuestas de fatalidad
Descalza en la pedriza de los sinsabores,
Solo el dolor del alma, existió.
La mano agonizante, no alcanzó,
La paz de los que viven
En un mundo sin tormentas.
Llanto extremo del cielo,
Queriendo apagar el fuego de las llagas.
Destino amargo del que viviendo muere,
De a poco, cada día, sin mitigación.
Teresa Ternavasio
31/05/2011