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Pinceles escribientes


Escribo...
y cuando escribo:
pincelo atardeceres,
delato identidades,
trazo rasgos que percibo,
desmenuzo percepciones,
escudriño en los cajones,
¡por los rincones!
y al hacerlo...
recibo un atisbo de luz,
me comprendo y entiendo al resto,
cuadro las cuentas,
encajo las piezas
y soltando amarras describo,
tanto complejos
como simples grafismos;
con un lapiz de color
o el negro carbón,
con tesón, sombreo bocetos,
doy color,
y preparo collages
limando en la comprensión diferencias,
recortando distancias,
los escarpados abismos
diluyo y los empaqueto.


Escribo...
porque con dedicación (desde mi inicio)
recogí y me alimenté de detalles, -y lo sigo haciendo-
que son retales esparcidos
en la alternancia metamorfósica
de cada uno de los elementos;
que cuales instrumentos,
emergen resonantes
entre notas graves y agudas
en la travesía del navegante,
en el continuo humano (con voracidad carnal)
y en el resto de las especies.

 

Entre letras saco punta al diccionario.
Predico sobre la amargura,
la dulzura que presta ayuda y la desfachatez;
sobre amores que se afianzaron
y al respecto de desamores
que nos incendiaron,
dejando volátil ceniza
ambientes en el alma,
que convergieron en papel.
Escribo sobre la decadencia,
y lo divino muchas veces dejo entrever,
adolezco de paciencia
y se que ustedes lo advierten
discúlpenme si los acentos
me olvido de poner
si mi métrica es imperfecta,
mi ortografía incorrecta,
si les confundo al leer.

 

Escribo y refiero dudas y enigmas,
con cada verso me despojo
de una parte de mi ser,
desnudarme no me da vergüenza,
otros asuntos son vergonzosos
y por la televisión (manipulados)
se pueden oir y ver.


Cuando escribo
me hallo y me extravío,
capta mi mente
y levita como ingrávido obelisco,
cual trastea por bares,
metros, calles
y tropieza con todas las aceras,
descubriendo fantasias tan reales,
que se apartan de ser ensoñaciones,
o esquivas, furtivas quimeras.


Escribo, descubro y describo
el vuelo de la pompa de jabón
que sopla el niño,
el relamer de un caramelo,
la acidez de la piña o el limón,
o la caricia en suave pelo,
el gusto del granizado o la horchata,
la suciedad de una mancha,
sobre el delicioso helado de frambuesa
o el crujiente pan recién hecho.

 

Escribo y...
relato en base
de la languidez de unas arrugas,
que cabalgan entre la tristeza

y sonrisas venidas,
presentes y ya caídas.
Escribo entre signos
y bajo señas que algún día
enseñándome la vida,
me mostro descorriendo las cortinas;
quitándose los velos.

 

 

318-omu G.S. (bcn-2011)