He tenido ganas de subirme a una estrella, para desde alla arriba
gritarte lo mucho que te extraño, lo mucho que
te necesito, lo mucho que me haces falta.
Montarme en la luna para explicarte,
que desde que te fuiste no hago otra cosa
mas que pensarte, que si escribo sólo se
escribir tu nombre; que no hay noche que pase
sin que logre dormir y no te sueñe,
que mi piel aún te siente y mis pulmones aún
te respiran.
Decirte que no hay lugar donde no te vea,
ni manía que no me haga recordarte. Que desde
que no estas la radio se volvio mi enemiga y el tiempo
mi verdugo. Que no se respirar sin tu aliento,
ni mirar sin tus ojos. Que tu partida se llevó mis
zapatos y tu adios todos mis sueños.
Cómo le explico a mis libros, que no me caben
en la cabeza sus letras desde que tu sonrisa
se apodero de mi razón. Cómo le hago entender a mis
manos que no tiene sentido seguir escribiéndote
palabras de amor, si el amor nunca formó parte de nuestra
relación. Que el amor me despertó precisamente
la noche que te perdí.
Te he perdido y no hay manera
de volver atras; que si miro hacia atras
sólo te encuentro a ti, y si voy hacia
adelante no se hacia donde ir si tú
ya no estas aquí.
Quisiera decirte que me hubiera
encantado haberme comportado como
hasta antes de ti lo había hecho.
Que hubiera preferido tejer la telaraña
y armar la estrategia que me faltó
para que tú sólo hubieras sido una
aventura más.
Cómo te explico que hubiera preferido
haberte mirado desde el principio sólo
con deseo y pasión; para que este
loco corazón nunca hubiera pensado
en ponerse a medio ruedo sin capote
ni lección.
A veces quisiera odiarte, pues así sería
más facil olvidarte. Pero como olvidarte,
como odiarte si ese primer beso fue tan
suave y tan corto que aún lo siento en
los labios, como odiarte si mil veces tus
brazos fueron mi trinchera y otras mil
tus besos mi salvación.
He buscado en otras pieles, en
otros cuerpos el antídoto a mi mal;
pero ninguno ha servido, pues todos
me reviven tu recuerdo, me recuerdan
tu olor, pero nadie tiene tu sonrisa,
ni tu forma de mirar, nadie tiene
el calor de tus manos ni la calidez
de tu alma, todos me resultan vacios,
nadie sabe volar.