Festejo llegase el día
en que el bosque es un altar,
y grande la suerte mía
vive con algarabía
a que insta nuestro casar.
Y veladas estas horas
por mariposas y ardillas,
las ninfas entre las moras
avían de flor estoras,
con duende y por campanillas.
Se engalanó casamiento
con felicidad intensa;
y de nada me arrepiento
al disponer lo que siento,
en esta, una alianza inmensa.
Pues con árbol por amigo
y el cielo como padrino,
recojo el mejor testigo,
aquél que ofreciera abrigo
sea cual fuere destino.
318-omu G.S (bcn-2011)