Realmente creí tenerte conmigo,
me acompañaste
en mi noche de tortura,
me salvaste
de ahogarme en la locura,
aliviaste mi dolor
y no me abandonaste,
te amé... me amaste...
con tus besos, tus manos, tu calor
calmaste mi cuerpo agonizante,
pero cuando abrí mis ojos
tu ausencia llegó para despertarme.
En ese mágico instante fuiste mía,
y al amarnos con total entrega
en cada parte de mi cuerpo te sentía,
sin sospechar que caería en la cuenta
que estaba viviendo una mentira..
una pesadilla.
Siempre estuve solo,
inventé una historia
paralela a este dolor,
la puerta se había cerrado,
tu figura se había ido
y ya no estabas a mi lado
como creí en un principio...
Creí haberte dicho que te necesitaba,
y en realidad, tú estuviste conmigo,
pero no fue así...
eso no ocurrió...
Continué mi adicción
y me engañé terriblemente,
si todo fue una ilusión,
mi mente me tendió una trampa
en la que caí muy profundamente...
¡No! ¡No podía ser posible!
¡Tú no te habias ido!
¡No! ¡No! ¡Imposible!
Amaneciste conmigo...
Yo tenía la prueba...
¡¡Estaba seguro
de haberlo vivido!!
( Continuará...)
Ceci Ailín