En una tarde en un jardín sombrío
donde la fuente melancólica cantaba,
una canción de cuna,
nunca escuchada.
Mas quien escucho dicha melodía,
comprendió la fusión,
de las piedras y las ramas.
En la fresca noche
se hace un alboroto
de mariposas y luna,
¿tu me acompañaras por la senda fría?
¿junto a mi tregua de amor y de esperanza?
¡La angustia se afianza¡
al dios de la distancia y de la ausencia
le pido volar sin alas, por donde es solo cielo,
desde arriba, ver la calle del recuerdo,
si otra vez pasamos,
mirarle a ella
ver si ella nos mira
decirle
escucho tu corazón
¿oyes tu el mío?