Reminiscencias de una tarde de abril,
cuando el sol se ocultó tras el cenit
y con la bruma te vi partir
para nunca volverte a ver.
Quedose mi nostalgia plasmada en el añil
del mar de ensueños que te alejó de mí.
En esos adoquines que pisaste un día,
voy dejando mis pasos, viajo con mi porfía,
buscándote noche y día, por la encrucijada
que el destino determina,
a ver, si veo tu mirada
sobre nirvana trazada.
Grito a todo pulmón
hasta desgastar mi voz,
quiero silenciar el trino el gorrión,
para que escuches mis quejas de amor.
De mi vida hace tiempo te alejaste...
ni una huella marcada en el camino,
ni una señal de humo dejaste
que me conduzca a dónde te hayas ido.
La sombra que acompaña mi sino,
me pregunta, por qué tanto empeño
para encontrar al que me dio su olvido.
Un enigma en el tiempo suspendido,
es el corazón que no detiene sus latidos,
no hay otra manera de explicar lo sucedido.
Existen esos seres que se meten en el alma,
enmarañando los sentidos, hacen nido
y es más fuerte la pasión que se ha tenido
y el amor que el corazón ha contenido,
es por ello... qué nunca llega el olvido.
Felina