Llegue tarde al campo de batalla
la guerra ya había terminado
cuerpos por aquí, cuerpos por allá
todos callados, el aire silenciado
un olor dulzón a sangre fresca.
La guerra termino
y no supe quien gano
no supe quienes eran los buenos
tampoco quienes eran los malos
entre todos esos cuerpos tirados.
Fue una guerra de palabras
entre ángeles y demonios
entre seres enmascarados
fue una guerra como todas
sin la suficiente razón
para herir el alma y el corazón.
Mas la verdad…
que todos creen tener
no fue juzgada con seriedad
pues no existe un Dios en éste lugar.
Adán se comió la manzana
por culpa de la deidad
quien al final salió sana
y en silencio figurado, el hada.
En los que quedaron vivos
quedará incubado el odio,
en los buenos y en los malos
sean blancos o negros
gringos o rusos
romanos o mongoles
alemanes o judíos
árabes o cristianos
ignorantes o poetas
¡Siempre habrá un motivo infame!
Para derramar sangre
sangre inocente
sangre de tonto, o sangre de inteligente
sangre de mono o poeta omnipotente.
Del cielo cayeron ángeles negros
como demonios hambrientos
¿Zopilotes? Sí, zopilotes prietos
a comer la carroña del piso;
los corazones rojos,
los dentros y los ojos
de todos, de todos esos
poetas de buenos, y de malos sentimientos.
Y los vivos escribiendo quimeras
con el veneno incubado
en sus almas blancas y negras
enviando flechas emponzoñadas
disfrazadas con palabras
¡Perdónalos padre son poetas!
Yo mejor me quedo arriba del árbol
bajo los rayos del sol
volando mí cometa
preguntándome como soy
¿Si soy bueno o malo?
dudando en forma incierta
de querer ser o no ser profeta,
digo poeta.