Al principio no escribía con palabras
Tal vez mis balbuceos hilaban rimas dadaistas
Que por rebeldía no publicaba
Y eran para el deleite egoísta;
Pero en realidad, desde el prolegómeno de mi existencia
Escribía con la vista
Con la lengua
Con los oidos
Con la nariz
Con cada poro de mi dermis.
En la mirada profunda y ausente
que siempre me ha distinguido
Siempre se hundió lo vivido
Y por eso todo queda escondido
En el fondo de mi alma.
Y allí yacen como barcos naufragados
los recuerdos de este niño,
a veces salen a flote
en mis largos llantos líricos.
Sin embargo, en el vacío
Todavía siguen dormidos
los sueños olvidados
En el baul escondido.
Los poemas pioneros
Que construyó mi inventivo
fueron pequeños hombres
sin nariz, boca, ni oídos
Solo eran construcciones
con rimas reforzadas
por obligados ritmos,
pero con la ayuda intrínseca
de mis inmortales amigos
Neruda
Becquer
Benedetti
Baudelaire
Lorca
Rubén Darío
y muchas peleas con el papel escrito,
Fueron fluyendo lentamente
Los versos más esquivos.
Ahora no sé si soy poeta
filósofo
o artista
Yo tan solo expresó
Todo lo que vivo
Y no sé si esto es poesía
Arte
o filosofía
Solo espero que algún día
Se entienda lo que digo.