Quiero ser un niño y cantar al borde de una acequia,
recorrer los campos húmedos bajo el sol matutino.
Quiero ser un niño y jugar con los grillos,
ser arrullado con la suave garúa de una tarde andina.
Quiero ser un niño y volver a montar en el fiero corcel
que me hizo mi padre de la rama de un sauce,
correr y correr hasta perderme en entre las olas del trigal.
Quiero ser un niño para esconderme entre el maíz en espiga;
mirar a una abeja agazapada de un pistilo
u observar como hacen el amor las mariposas,
treparme en los molles y ver cuando duermen los pichoncitos.
Quiero ser un niño para deleitarme con la melodía del viento
de un otoño con olor a trigo maduro .
Quiero ser un niño para platicar con el río.
Quiero ser un niño y vivir feliz en la cordillera,
y desde allí contemplar el horizonte
inmenso, lejano, inalcanzable,
donde se levanta majestuoso el trono de Dios.
Quiero ser un niño porque cuando niño ,
aunque caminaba con los pies descalzos y pantalones rotos
no tenía frío, este frío que hoy me hace sangrar el alma,
el frío que provoca tu ausencia y tu olvido.
Quiero ser un niño, porque cuando niño vivía enamorado
de las flores del campo ;
ellas me brindaban su aroma que hasta hoy respiro,
me amaban, si, y aún me aman, yo las abandoné
por partir buscando nuevas ilusiones.
Pesan sobre mí los años y muy tarde me arrepiento;
tengo los pies cansados y la piel rugosa
y sedientos de caricias mueren mis labios
y tengo la mirada perdida en el vacío.
Quiero ser un niño, retroceder el tiempo
quiero ser un niño, si, un niño, para no sufrir.
Eugenio Sánchez Bacilio