Me gustas cuando callas porque estás como ausente…
Pablo Neruda.
A veces he pensado que entre más no me quieras
(saboreo la tristeza como un pan con cajeta)
Entonces creo que adoro
las tardes cuando llueve
el olor de mis pies
cuando la noche muere…
entre más no me quieras –ni me busques- Ni pienses…
¡y aunque así es! Estoy entre las cosas
revueltas de un cajón…ese cajón que nunca abrirás por recelo
y –aunque nunca me quieras-
has de mirarme siempre caminar a tu lado
porque soy el que llama –sin esperar respuesta-
ese mendigo dormido ahí a tu puerta
o el perro callejero
que vive en libertad.
Soy la cobija de una cama cualquiera
(un simple trapo que tapa tu beldad)
Y aunque nunca me quieras
siempre estaré a tu lado
seré la taza que acercas a tu labio
sin embargo tú no lo sabes:
Me besarás así.
Aunque tú no me quieres
siempre habrá un vaso de vino
que derrame un recuerdo
¡de ese día!...que te vi.
¿Pero si el caso fuera que mi ausencia te orille
a quererme un momento?
No te obligues a sentirme algo tuyo
-prefiero repetir: que aunque tú no me quieras-
Porque este sentimiento
no me hace sufrir.