Es el aire, desliz de sensaciones perdidas en el universo… sensaciones nacidas de caricias calidas sobre una piel fría y sin escrúpulos,
Es el mar, sereno ante ti, inmenso al horizonte, sabio a la distancia, pero lleno de resentimiento al no verte en medio de la oscuridad,
Es la tierra, impotente ante la presencia de tus pasos sobre ella, majestuosa creadora de la vida que engalana tu sonrisa… las rosas, cuyos pétalos llevan en ellos tu nombre,
Es el fuego, implacable en tu mirada, calido en una caricia, frío ante una adversidad, maestro del autocontrol, testarudo ante el coraje,
Es tu alma, mas grande que la inmensidad del mar, mas tierna que el viento en su apogeo, mas majestuosa que la tierra, creadora de la vida misma, mas calida que el fuego ardiendo apasionadamente.