La manzana pecadora,
es tu boca tibia y mía,
que inundada de placeres,
se me entrega de por vida.
Entre música y aromas,
se escabulle hasta mis prosas,
lleva el nectar de sus labios,
a mi éxtasis de rosas.
Amanece y anochece,
juntos siempre resplandece,
en tu boca, amado mío,
nuestra historia, crece.