Y qué hacer si las playas se nos llenan de náufragos,
si al callarte, las olas
no se tienen en píe sin tus palabras,
y hay alguien que pregunta, por ejemplo, por las naves hundidas
y las miles de historias que jamás
llegarán al final de su destino.
Habrá días sin duda en que las calles serán escaparates y ruinas,
y el obrero más triste se afiliará al invierno,
habrá pueblos inhóspitos y balcones cerrados,
habrá brumas,
viajeros indefensos y aprendidos
tiburones mecánicos,
dudarás tú de ti, seremos rehenes
de un ejercito amigo y las banderas que siempre defendiéramos
nos quemarán las manos.
¿Y qué hacer si no queda alternativa
y las calles,
los puertos y los puentes están todos tomados?