Estabamos tendidos
los dos en la floresta
besándonos y dandonos rienda suelta.
Mis ansias anhelaban tu respuesta
más tu no te dejabas florecer.
De pronto apareció
como arte de magia
una preciosa yegua.
Detrás de ella
un impertuoso potro.
Airoso la montó y su baguette
la hizo ver estrellas
de puro gozo.
Nosotros
no lo podíamos creer
Luego cayó al suelo tu corsette.
Tus pechos florecidos
con un suave bouquet
saciaron a mi boca.
El forcejeo
hizo caer a tu calzón
y yo con mi pasión que se desboca
como un Romeo
entré con mi corvette.
El sol se ocultó
y comenzó a llover.
Tuvimos que volver ganosos
mientras el prado aquel
se puso como sopa.
Tu ropa se secó
mientras te hice el amor
en medio de la choza.
Encima de una piel.
De oso.