El hombre que podía transformarse
en lo que el quería
un día decidió ser tu perfume.
Partió como una nube
y entró por tu ventana
mientras tu mal dormías.
Y te impregnó tu cuerpo
de puras aguas mansas.
(Son aguas peligrosas
prefiero yo las rápidas)
De pronto despertaste suspendida.
De tu cuerpo emanaba
el sol de un nuevo día.
Mientras te penetraba por la piel
sentiste una puntada.
Ahora el se encontraba
en tu glorioso punto G.
Te hizo delirar gemir gritar
como hace mucho tiempo
Tu eso no sentías.
El hombre era el perfume que querías
tu cuerpo se moría
por no sentir su esencia enamorada.
El día amaneció
y tu te levantaste con la espina
clavada nuevamente
allí en tu corazón.
Lastimosa realidad que ya volvía.
El perfume se marchó
y regresó al hombre que te amaba.
El hombre decidió
seguir con su camino hacia el cielo
y transformóse en alas