Los recuerdos vienen a nosotros desde algùn lugar, de donde muchas veces no tenemos control...
Recuerdo el alba de un invierno cualquiera
al amanecer de una noche llena de instrucciones
un amanecer forzado,
un despertar apresurado,
un domingo de madrugada
luego de un sábado algo agitado,
un niño que se vuelve a dormir
entre calles nuevas, extrañas,
aún a oscuras.
Recuerdo un sueño no cumplido,
un abrazo de papá que se quedó en algún camino,
seguro se mezcló con los suspiros
de las penas de los desconocidos,
una sonrisa de papá, él que nunca sonrió,
una navidad, un piso frío,
un chocolate compartido
que rápido se hace tibio.
Recuerdo un piso de tierra,
y en medio una madre genuflexa
que busca la ansiada respuesta
en la mirada de un Dios que la escucha,
durante muchas madrugadas,
algunas estrelladas las más frías,
otras nubladas algo apagadas,
lleva bajo el brazo una oración
y en sus manos una esperanza que se mueve
que tiene vida.
Recuerdo, simplemente recuerdo.
Por: Angel Arturo Zàrate Curi
Febrero del 2011