Mi lengua saborea el amor,
cuando la tuya, la mía toca.
Mi mirada se completa,
si con mis ojos cerrados siento tu palpitar.
Mi cuerpo tiembla, cuando lo exploras
y lo liberas de la cobertura de su ropa.
Con tus dedos recorriendo mi piel,
escribes una hermosa palabra,
una excitante y fascinante sensación,
y terminas construyendo el más hermoso verso
cuando entre mis piernas tu rostro se posa.
Lo que nuestros cándidos y sudorosos cuerpos
hacen hoy aquí, es el poema del amor:
Es expresar con acciones el más puro sentimiento.