Quince de mayo
Despedí a mi madre querida.
No dejo en mi herida
Solo una bonita historia.
Que durara toda mi vida.
Hasta donde alcance mi memoria.
Mujer de oración
Que en sus rodillas
Con fidelidad y devoción
Dejo entre nosotros su semilla
De templaza fe y valor
Plantándose como una simiente
Que sostiene un árbol generacional
Innumerable y consistente
Dándonos un carácter espiritual.
Vio su cuarta generación
Y todos la recordamos con alegría
Por su carisma y su demostración de amor.
Nos hace recordarle cada día.
Sabemos que duermes en el seno de mi Dios
Y que un día nos reuniremos contigo
Eso El nos lo prometió.
Y con Fe y esperanza lo digo.
Sabia mujer que plantaste principios buenos
En mucha gente que te oyeron predicar
Esos consejos tan llenos.
De la gracia de Dios, que solo puede salvar.