"Siendo ajena deseándote viví/ y por ser pecado contuve mi pasión./ Ahora pienso en Dios y pienso en ti./ ¿A quién le pido perdón?".
En verdad no discuto si existe o no existe,
Aunque yo creo que sí, definitivamente sí,
El cielo es la luz de la sonrisa que me diste
Es la mirada dulce que en ti yo encontraba,
Es el increíble milagro que se materializaba
El día inolvidable en que me enamoré de ti.
Pero no olvido que para ese gran momento
Tus caricias y tus besos ya tenían su dueño,
No fuiste algo que un día me trajo el viento,
Eras la tentación que no me dejaba en paz…
Eras la sensación que sientes cuando vas
Corriendo sin cesar detrás de algún sueño.
Y yo para ti tampoco era alguien permitido,
El nuestro era un amor ajeno a la inocencia,
Sé que sentías que pensar en mí era indebido,
Pero ni tú ni yo hacíamos nada por evitar eso,
Te ibas y yo ya esperaba de nuevo tu regreso
Y sé que te costaba mucho soportar mi ausencia.
Al principio sabes bien que al cielo me refería,
Porque vivimos nuestra historia, estos amores
Y sabes que ambos vamos a morir algún día…
Si tanto hicimos para mantener vivo este anhelo
¿Cómo haremos para ser recibidos en el cielo
Si Dios bien sabrá que ambos somos pecadores?
¿Le vamos a mentir para que bien nos reciba?
Te perdonará por ser mujer y a mí por hombre?
Supongamos que quizá me pidan que escriba,
Algún poema para que en el cielo me crean…
Dime tú ¿cómo rayos haré para que no vean
Que entre cada línea oculto está tu nombre?
¿Y allá en el cielo no vamos ni a tocarnos?
Menudo problema creo que tendrá el Eterno,
Pues si por pecadores llegara a expulsarnos,
No es para nada difícil imaginarnos el resto,
El diablo seguro que nos reservará un puesto
Para amarnos ardiendo allá en el infierno.