La silueta de los cerros rodeando va la aurora
mientras pinta los primeros colores del día
En el hogar los leños ardientes lanzan sus quejidos,
Rasgueando en mi guitarra una vieja canción
me distrae en el retrato solitario, de tu rostro, la mirada,
tierna y profunda, la de un eterno caminante
Cierro los ojos y en larga travesía me evado…
Se escucha el eco del grito que exhalo!
Vienes a mi encuentro tendiéndome tu mano
Vos rodeas mi cintura yo a tu pecho abrazo
Embriagados por la tibieza y la dulzura
que el tiempo y la ausencia se robaran,
nos olvidamos del mundo, de todo!
Tus labios se deslizan por los míos,
Latido a latido, el corazón por la boca se escapa
Me aferro a ti y en alto vuelo erguidos
danzamos al compás melodioso del viento,
hasta dormirnos en un lecho de nubes.
La luna nos sorprende con sus destellos de plata
y suspendidos en la brisa enlazamos muy fuerte nuestras manos
Migrando entre pájaros silvestres, a pleno cielo
en la estrella más brillante nos posamos…
El sol atraviesa con sus rayos el cristal de mi ventana,
coloreando las mejillas somnolientas.
Una flor blanca perfuma mis manos calentitas...
ya tibios mis labios, en la ternura de un beso despierto a tu lado...
Elida Isabel Gimenez Toscanini