“Reflejos extraviados”
El cartero de sueños se ha olvidado de mí (de nuevo)… no dejó en mi ventana ni una postal en blanco… de dicha, ¿me dirías cómo hacer para que no se marchiten mis manos…?
Suena una y otra vez la misma canción… tus propios silencios te dicen que estás abandonado, de inmediato tu presencia se traza asimisma…
El árbol llora sus hojas… en el silencio… que tenue a su sombra despista. En el olvido no hay lugar para mi mirada ausente… pues nadie me recuerda.
Mi reflejo se va… a vagar sin compañía… ni esperanza de mochila, la última vez que supe de su existencia… él estaba colgando fachadas para cerrar… su inmenso vacío, sin dejar esbeltas rendijas… de puertas dormidas.
No hay manos que no se ahoguen… en mis diluvios… de llanto, por eso el tacto… me tiene de tan apartado.
¿Me dejarías ir… donde el dolor ya no me alcance…?
Bosquejo… veleros en el tintero, deslizando agujas de apatía repentina… reprimido en mi mente, (ocultando lo que sepulta un océano… con lluvia volátil, en absurda metáfora… vana.)
Desde que no recuerdo la razón, por la que el alba se condenso… y se marchito… con las flores de Liz entre la lluvia.
Conozco umbrales de eco… marejadas del recuerdo, caricias de ayer… que lastiman, otras veces son partituras que hacen mirar… como surqué glaciares glaseados, al final del día desprendiendo tan feliz… veladas a oscuras.
¿Me prometerías… que no me dejaras, cuando mi llanto que veles… se quede dormido…?
Diviso… estrellas de claro humo… a la vereda de un caudal bebido, con el insomnio de las velas consumidas, frente a estelas corredizas… abriendo los pétalos de mi cuaderno… fundido en el aire.
Con las lluvias de tacto… desvaneciendo almas de polvo, pincelando… mi piel de alfileres delgados.
¿Darías alguna vez cuerda… a mi sonrisa sin manivela…? //tus manos son la única manivela//
Cristales reflejados… en briznas palpables… despabiladas, aún inconscientes ante su etérea lejanía… que nunca llega.