Mirando al cielo, comencé a extrañar
Las caricias de miel que me dabas
Mientras me besabas.
Testigo es el sol de nuestro amor,
Y fiel confidente la luna de nuestra pasión.
Besando tus labios, descubrí los sublimes versos
Que existen en nuestros corazones/ expresándole al mundo
La maravilla que Dios en ti ha creado.
Líneas perfectas, colinas blancas y tersa piel
Que en cálidos mantos está cubierta la pureza de tu ser.
Que puedo decirle amor a mi corazón
Cuando faltas tú en mis noches de inviernos,
Cuando él comienza a recitar versos
Que alguna vez recorrieron tu cuerpo/
Y tú no estás.
Que puedo hacer mi amor
Cuando la luna en su reinado, comienza a recordarme
El brillo de tus ojos.
Y yo quisiera estar en tu playa, en tu mundo,
Estar a tu lado en aquellas noches de invierno
Y estar abrazados y decirnos te quiero.
Y estoy yo aquí,
Sin poder decirle nada a mi corazón…
La noche es fría
Y tu cálido cuerpo no está.
La música de tu voz ya no me llama,
Ya no me dice te quiero…
La noche es fría,
Y mi cuerpo te extraña.
El poema que se creaba
Cuando nuestros cuerpos eran uno solo
Ya se dejo de escribir.
Y estos recuerdos me hacen tan feliz,
Feliz de pensarte y amarte,
Amarte en el alba, en el crepúsculo y en mis sueños.
Sueños en que te tengo a mi lado y grito tu nombre,
Nombre que es paz, vida y poesía,
Poseía que llena mi vida,
Vida que a ti te he entregado, TANIA.
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