No quiero que nadie llore
si yo me muero mañana.
Señores, no quiero flores,
para mí no quiero nada.
-Canción popular
Cuando en el reloj de arena
que mi vida va midiendo
ya no haya granos fluyendo
y cuando ya por mis venas
el rojo liquido apenas
a mi rostro dé rubores,
yo le ruego a mis amores
que tengan resignación
y acallen su corazón.
¡No quiero que nadie llore!
Aún en terreno fecundo
y aunque el otoño no llegue
puede que el arbol doblegue
y se seque, moribundo...
Mi partida de este mundo
puede que sea temprana.
¡Que repiquen las campanas;
levanten sus corazones
y canten alegres sones
si yo me muero mañana!
Este cuerpo terrenal
a su origen volverá
y mi ser se elevará
al nivel espiritual.
No estaré para apreciar
si se me ofrecen honores
ni ramos de mil colores.
En mi última morada,
sobre la losa cerrada,
señores, no pongan flores.
Les habré de agradecer
lo que en vida me ofrecieron;
los favores que me hicieron
y el calor de su querer.
Pero más nada hay que hacer
si mi suerte ya está echada.
Llega a su fin mi jornada
y no habrá necesidades
de las cosas materiales...
para mí no quiero nada.
Wilo/3 de marzo del 2000/Yauco