Te maduran los ojos.
El amor te deslumbra.
Te desvela la idea
de sentirte deseada.
Te maduran los labios.
La pasión te seduce
y tú caes rendida
a su fuerza y engaño.
Te maduran los ojos.
Es tu risa un pañuelo
que saluda al ensueño.
El deseo florece!
Tú deseas y amas.
Lo demás ya no importa.
Ya no importa más nada!
Sigue así hasta otoño,
que el amor también duele,
cuando tus labios sean
un pañuelo con lágrimas.
Sigue así hasta invierno
cuando el frío te invada.
Cuando más que tus ojos
ya madure tu alma.