Bajo las estrellas del sur
el terso bosque se ha dividido
por un océano de luz
en dos límpidos caminos,
que se pierden más allá
del horizonte renacido,
de la vida a comenzar
por la senda del destino.
Buscaré andar en belleza
hasta curar esta herida,
veré el ocaso de cerca
imaginando una caricia,
de tus manos en mi cara,
y de tus ojos en los míos,
que visten de amor mi alma
con la tibieza de suspiros.
Y ahora estoy aquí,
parpadeando a las estrellas,
volviéndote a escribir
mi anhelo en un poema.
Este camino he elegido andar
con tu recuerdo en mi sonrisa,
aunque nunca sepas que detrás
estará soñándote una niña.
CECI