No se que me orillò a tu desventura,
acaso fue mi pecho fatigado,
o el amor que fingiste demasiado
que me guiò al final a tu locura.
Por que desdibujaste la ternura
con un modo tan ruìn y desalmado,
que ya mi corazòn desesperado
sucumbiò lentamente y sin cordura.
Yo se que el insistir resulta en vano
pues dejaste en mi alma cruel inquina,
como suerte malsana y perniciosa.
Por eso el recordarte es tan insano
y es tener en mi alma cruel espina,
que llena de dolor por venenosa.
AB JORGE LUIS MURILLO ESTRADA
09-06-2011