Es mi vida un rechazo y un deseo:
lo que tengo, desecho;
lo ajeno, anhelo.
Me niego tres y mil veces a mí mismo.
¿Que percibo y no siento?, ¡cierto!,
pues sentir es disfrutar,
y percibir, una cruel necesidad.
¿Qué es eterno? ¿Qué vale más?
¿Un beso en el ahora
o un hola y un quizás?
Me odio por negarle.
Mis sentidos explotan con imperceptible eco,
como el auxilio que gritan las alas de una
mosca atrapada entre dos espejos.
Cuando muera el idealismo, lastimosamente,
habré muerte sin tiempo de ver el presente.