Leyenda del desamor
El hombre se encontraba tan triste que decidió curar a un perro de su renguera, y una vez logrado salieron a pasear por la costa sur de la esperanza.
El perro era la paciencia, al cual el pesado desinterés de su estrella hace un tiempo le había provocado tal invalidez, más allá de sus ansias naturales de caminar.
Poco después, las idas y venidas practicadas durante el vagabundeo, el Hombre detectó en el perro que ciertas farsas y engaños sufridos le habían desmembrado el hígado y no le quedaba fortaleza ni vida para resistir una fuerte tormenta, esa tormenta de desamor, que se aproximaba en los márgenes de aquel invisible mar.
La luna, formada de tristeza, se entretuvo risas mediante, zapateando fuertemente la arena, dejando al desventurado Hombre sin más nada que hacer en el mundo y a la playa bajo un manto de agua.
Y así fue que el perro murió, y el hombre, sin aliento, logró como parte de su agonía dejar algo escrito en su mano:
“nada es posible hacer cuando te enfrentas al desamor, la esperanza se inunda, la paciencia se muere y la tristeza te pisa la cabeza y el corazón”