Hoy te he visto en tu esplendor encantado
Hipnotizado y mudo, con la mirada fija.
La esencia sensual de tus formas
viajó a través del éter y la distancia.
Invadió mi cuerpo por los ojos
y se posesionó de mi mano.
La mano fue tuya, eras tú
bajando para recorrerme entero,
procurándome un placer inigualable.
No paró hasta verme satisfecho,
calmado, observando tus perlas
con mis perlas líquidas sobre ti
que estabas en mis dedos.
No estoy solo aquí, estoy ante tu imagen
con el placer que está en ti, manifiesto en mi ser.
Tu deseo está conmigo, y se siente bien.
Tu ausencia es relativa
porque siento tu pecho sobre el mio
oliendo al coctel de nuestros sudores.
Eres tan motivante.
Me siento levitar hacia tu pecho.
Todo mi cuerpo sublevado en tu nombre
pide ser amamantado, deleitarme.
Probar la flor de fuego, perderme,
y al final, relajado,
escribirte varios versos sueltos
dedicados al lirio de mis desvelos.