Henry V

G. I. 2 ( eL NACIMIENTO)

 I

Todo comenzó  ante su ausencia.

La carne: agua  inmóvil  en   regazo de alma,

Presa inocente  frente  al  acecho de la sed  insaciable.

La piel intacta, fraguada  en el yunque  del ímpetu  sin brida,

La mente blanquecina: inmensa bóveda  de tragaluces  diáfanos,

retinas divinas impuestas  a los fulgores de   verdad  primigenia.

La alforja de amor: reloj de cuarzo rojo,

 energizado por un  hálito explosivo de  cosmos.

El pie  de árbol de  vida    hincado en  piedra angular  de ónice,

Ónice de emociones en tonos brillantes  y puros,

La mansa fe virtuosa  limpia de quimeras

Alimentada por ubres de  esfinge  guardián de  paz.

 

Solaz encuentro del ser y la ausencia,

Fusión, génesis, evolución suprema,   

Vida en expanciòn…

 comienza el fin de la ausencia,

  inicia la muerte…

II

Ese inicio de sangre y llanto en mano fría y ajena,

Ese tremor álgido,   en  un beso,  que inicia la decadencia del instinto,

Grillete filial que acalla  la rabia preliminar de la vida;

Ese sufrir de verle en  luto a  la primera bocanada  de mundo.

Esa piel en cataclismo incipiente,  desmayando su  tersura en el aire- luz,

Refugio indisoluble   y permanente.

Ese  artero regalo de inocencia mancillada  por  dolor de hambre

Por  dolor de   sed,

 Por  dolor  de alma contrita en necesidad de amor…

Ese comenzar la  ignición  de un ser

Que  se experimenta, a pesar de sì...