Al ver aquel inerte cuerpecito
inmóvil cual objeto desechable,
mi corazón galopa acelerado
deseosa de escuchar algún gemido.
Las lágrimas me fluyen sin pensarlo,
se agolpan y resbalan incansables,
de pronto se detienen bruscamente
y serena voy buscando algún suspiro.
Mi cuerpo se estremece enloquecido,
ya no siente frió sino infinita rabia,
la contemplo con su carita angelical…
y quiero devolverle con un soplo la vida.
Mantendré en el infinito tu recuerdo…
abriré un camino donde los dos solos,
juntos recordemos los juegos del ayer…
mientras evoco tu mirada de lealtad.
No todo lo que quiero es para siempre.
Cada cosa consigue el rumbo y su destino…
menos mi corazón que sigue entristecido.
Eras como el rayito de sol cuando hace frío,
el amor noble, sincero, puro y transparente,
eras la luz que alumbraba aquel rincón
que hoy está oscuro y frío por tu ausencia.
María B Núñez